lunes, 22 de julio de 2013

Hay que serlo para saber qué se siente.

Nació el día 3 de Abril de 1973, y desde ese mismo momento e incluso meses antes, ya habían juzgado su destino. Su "madre" no quería responsabilidades, tenía pocas opciones y ninguna factible: el aborto era caro, se había legalizado hace poco y constaba de demasiado papeleo, por otro lado, la adopción en esos tiempos no era igual que ahora, seguramente no fuera tan personal y se acabaría sabiendo. Ocultó su embarazo hasta el último momento, dió a luz en Barcelona e inscribió a su hija legalmente, pero el día 5 de Abril, dos días después de dar a luz, y el mismo día en que le dieron el alta, sacó un billete en dirección a Madrid. La vuelta prevista era el día 6 de Abril, y sabía que volvería sola.
Su primer pensamiento fué deshacerse de ella en un cubo de basura, recoger sus pertenencias e irse de nuevo a Barcelona a continuar con su vida, era tal su desesperación que efectuó su plan a plena luz del día, sin miedo.. solo quería deshacerse de ese bebé y que nadie supiera que lo había tenido, una mente enferma, dañada, incapaz de amar, no podía pensar en otra cosa. Pero una señora que trabajaba en un Bar justo en frente de aquel cubo de basura, la vió. Sus primeras palabras intercambiadas no fueron muy educadas, la impresión causada por ver como iba a tirar a un bebé vivo a la basura, hizo que la señora del Bar no pudiera respetarla, le dijo que era mucho mejor que la dejara en la puerta de cualquier iglesia, alguien se haría cargo.. pero no quería que la pudieran identificar, asi que le dió la opción de quedarse con ella. La señora del Bar le dijo que tendría que consultarlo con su marido, ella tenía ya 3 hijos, el último con 10 años y no cabía en sus planes una persona más. La mujer le dió como mucho dos horas para volver, si no lo hacía, tiraría al bebé al cubo de basura como había pensado desde el principio.
Aquella mujer no tenía elección, su marido no salía de trabajar hasta muchas horas después, asi que sin pensar en lo que pudiera pasar, le pidió que se la entregase, y así fué. Aurora volvió a Barcelona sin ningún bebé como había previsto. Sus planes iban sobre ruedas.
Angelines, volvió a casa con un nuevo bebé en brazos, habló largo y tendido con su marido -lo cual era raro porque casi a diario llegaba borracho a casa y se pasaba de la violencia psicológica a la física-, decidieron que buscarían alguna familia que no tuviera hijos y quisiera a ese bebé, su marido se encargó de hacerlo. Angelines, por su parte, se ocupaba de su casa y sus hijos como hacía a diario, se llevaba a aquel bebé al Bar y poco a poco y sin quererlo, le fué cogiendo cariño. Pasaban los meses y no encontraban a nadie a quién dejarle al bebé, asi que después de ver que más o menos podían hacerse cargo, se quedaron con él.
Le pusieron María José, era una pequeña de ojos verdes, fué la reina de la casa durante muchos años. Sus hermanos la adoraban y Angelines la quería como si fuera su hija.
A los cinco años de vida, su madre Aurora volvió a Madrid. Estaba en la cárcel y embarazada. Le dieron un permiso para encontrar a algún tipo de familiar y que le llevase alimentos a la cárcel durante la gestación, que la acompañase en el parto y se hiciese cargo del bebé hasta que ella terminase su condena. Aurora se aprovechó de la situación, dió el nombre del Bar y en cuestión de semanas encontraron a Angelines. La amenazó durante meses con que podría quitarle a María José alegando que era suya si no le llevaba a la cárcel todas las semanas dinero, jabones, ropa, alimentos y todo lo que pidiese. Angelines no había podido tramitar la adopción de María José porque no podía demostrar que le habían entregado a ese bebé, por otro lado, en todos los registros constaba como hija de Aurora, y no tenía ninguna forma de contactar con ella, hasta ese momento. Cuando Aurora tuvo a su bebé -era otra niña- quiso obligar a Angelines a que también se quedase con ella, pero dijo que no y nunca volvió a la cárcel. Supongo que por la falta de familiares, dieron a ese bebé en adopción o se la llevaron asuntos sociales. 
Angelines sufrió maltrato físico y psicológico por parte de su marido durante la mayor parte de su vida, llegó hasta el punto de querer envenenarle, echarle algo en la comida, acabar con su vida.. pero trataba a María José como a ninguno de sus otros hijos, asi que para Angelines era razón suficiente para no hacerle daño, no podía hacer sufrir a aquella pequeña princesa a la que estaban criando.
A los 11 años le dijeron que era adoptada, y aunque ellos pensaban que sería una gran tormenta, María José se lo tomó con naturalidad, les dijo que ellos eran sus padres, y que aunque no fueran los biológicos, eran los que la habían dado una vida, un futuro, una educación.. para ella eso bastaba, no conocía nada fuera de ellos, y no quería hacerlo. Nunca quiso conocer a Aurora.
Cuando María José tenía 12 años, llamaron a casa del hospital diciendo que su padre, Antonio, había muerto en el trabajo de un infarto. Para Angelines fué un alivio, aunque no tanto para su hija. Lo pasó realmente mal, se sintió sola y dolida, pero lo superó. Angelines tramitó el papeleo de la adopción unos meses después de la muerte de su marido, Aurora no se opuso a que se cambiaran los apellidos y como el marido de Angelines había muerto, solo pudo ponerle sus propios apellidos.
María José, desde muy pequeña, tuvo una muy fuerte conexión con su hermano -era el más pequeño, pero a ella le sacaba 10 años- se comprendían, reían, compartían momentos. María José en muchos momentos fué su guardiana. Le acompañó en los malos momentos, su hermano atravesó un cáncer y ella siempre estuvo con él, apoyándole, superando los obstáculos juntos.
Tuvo su primera relación sexual a los 15 años, el chico era mayor que ella y él ya tenía experiencia en el ámbito sexual. La situación fué violenta y nada premeditada, pero María José pensó que las primeras veces siempre eran así, al fin y al cabo, le quería. Lo hicieron sin protección.
A las pocas semanas se empezó a encontrar mal, discutían mucho asi que imaginó que era por eso. Nunca quiso comentarle nada a su madre por si se enfadaba con ella por tener relaciones sexuales, era una mujer criada a la antigua y nunca lo comprendería, asi que calló. Al principio y después de unos meses pensó que estaba embarazada, se hizo un test de embarazo con lágrimas en los ojos, era algo que no le podía pasar a ella con 15 años.. pero dió negativo, y volvió a respirar. Se empezó a notar pálida, los ojos se le veían de un color más extraño, el pis era de un olor y color fuerte, más de lo normal, y se encontraba hinchada la mayor parte del tiempo. Supo que algo le pasaba, asi que pidió a su madre que la acompañase al médico.
La ingresaron de inmediato, tenía Hepatitis tipo B,C. Incurable. Podía morir si no encontraban un transplante compatible. En esos momentos pensó que quizá, el embarazo hubiera sido mucho mejor que eso.
Llamó de inmediato a su pareja -ex pareja desde el instante en que la dieron el diagnóstico- y él la dijo que ella debía investigar entre todos los hombres con los que se había acostado, fué una puñalada, él sabía perfectamente que ella solo había tenido relaciones sexuales con él, le avisó, le dijo que debía ir al médico para ver si él también tenía Hepatitis, y no comprendió, hasta muchos meses después, que él ya sabía que la tenía y que la contagiaba, pero que no quiso hacer nada para evitarlo.
Encontraron un transplante para ella y se lo pusieron. Fué duro pasar por una operación de ese tipo, encontrarte de la noche a la mañana con una enfermedad para toda la vida, con una cicatriz en el torso que jamás se borraría, y sobretodo, con el corazón hecho pedazos. Había muchas cosas que superar, pero gracias a Dios, la habían salvado de la muerte y tendría tiempo para superar todo aquello. Los médicos la dieron el alta muchos meses después, la dijeron que no tendría que preocuparse por contagiarlo, pero tenía que preocuparse por todo lo que podrían contagiarla a ella. Se convirtió en una esclavitud, mascarilla 24 horas.. la gente es muy cruel y la miraban por la calle, se apartaban cuando ella pasaba pensando que podía pegarles algo, cuando lo que no sabían es que iba protegida con esa mascarilla para que nadie pudiera transmitirla virus a ella y hacerla daño. No contagiaba, se protegía.
Superó su enfermedad con creces, aprendió a vivir con ella y a no avergonzarse por nada de lo que pudiera decir la gente, era un ejemplo a seguir en toda regla.
Dos años después retomó la relación con Jose Manuel, un chico rubio, ojos azules, fuerte, alto.. atractivo a más no poder. Era el causante de sus primeros ormigueos en el estómago, sus primeros besos al aire, la primera vez que la latió fuerte el corazón, siempre se habían visto en el colegio y en el barrio, era amigo de su hermano, pero nunca le dijo nada. Hasta ese día, se pusieron a hablar y como por arte de magia, se dieron su primer beso, el primero de muchos, aunque en esos momentos no lo sabían.
A través de amigos de amigos se enteró de que su ex pareja y el causante de arruinar su vida había muerto unos meses después de que a ella la transplantasen, su Hepatitis había sido detectada hacía muchos años, pero no quería transplantarse, y como la rabia le había consumido hasta el último rastro de amor, antes de morir quiso dejar huella. Y la dejó con ella. Nunca reconoció que podía contagiar a alguien, que podía ser el causante de la muerte de alguien, y el que a hierro mata, a hierro acaba.
Cuando llevaba unos meses con José Manuel y más enamorada estaba, su órgano empezó a dar problemas, sabía que se pasaría una buena temporada en el hospital asi que decidió dejarlo con él, no quería hacerle sufrir, no quería que sintiera lástima por ella y aunque fuera cruel, prefirió cortar por lo sano.
Efectivamente, tuvo que soportar otro transplante, pero esta vez la recuperación fué más corta y el órgano llegó antes, solo estuvo seis meses en el hospital. Y seis meses en rehabilitaciones.
Cuando salió del hospital intentó encontrar a Jose Manuel para ver si podía arreglar las cosas, no hubo ni un solo día en el hospital en que no pensara en él, pero cuando lo encontró era tarde, él había empezado a construir su vida con otra persona, y les iba bien, asi que con una falsa sonrisa le dió la enhorabuena y por segunda vez en un corto período de tiempo, recogió los pedazos de su corazón hasta casa.
Conoció a otro amigo de su hermano llamado Josetxo, a su madre Angelines no le gustaba, era mayor para ella y no tenía una buena fama, él tenía una hija llamada Itziar de 3 años y había salido de la cárcel hace relativamente poco, pero con su manera de hablar, de mirar.. la dejó ciega. Y comenzó a compartir su vida con él. Se fué a vivir a un pueblo a las afueras de Madrid para estar solos y que él pudiera dejar las drogas, María José estaba harta de aguantar y aguantar.. varias veces le pilló siéndola infiel con otras mujeres, pero no quería dejarle, estaba ciega. Y lo estaría mucho más.
Tenía un mes de retraso, se hizo un test de embarazo y dió negativo, asi que se relajó, le bajó la regla con normalidad durante cuatro meses, pero el volumen de sus pechos y su barriga no eran normales, decidió ir al ginecólogo y salió de allí con la sorpresa de que estaba embarazada de casi 6 meses. En el hospital le hicieron muchísimos controles, tomaba pastillas muy fuertes para mantener su hígado sano, asi que no sabían lo que eso podría afectar al bebé, el tramo iba desde malformaciones hasta nacer muerto. Estuvo asustadísima, quería a ese hijo más que a su propia vida, sería una madre expectacular y jamás lo abandonaría como hicieron con ella. Y sin pensarlo.. a los ocho meses se puso de parto.
Fué un parto expectacular, tres horas y dos puntos de aproximación, sin epidural y empujando a pleno pulmón. Nació una preciosa niña de 3 kilos 500 gramos y 47 cm, a pesar de ser prematura no fué necesaria la incubadora y sobretodo, estaba sana. No tenía ningún problema de ningún tipo, los médicos estaban asombrados, tan asombrados que colgaron la foto de la niña en el Hospital Doce de Octubre como la primera niña que nació sana de una madre después de haber sido transplantada. Conocían casos de mujeres que primero tenían hijos y después eran transplantadas, pero no al revés como en este caso.
No pudo darle pecho porque tomaba mucha clase de medicación, pero no importó, la niña crecía a la perfección sin dar ni un solo problema. No se podía decir lo mismo de su padre. 
La tuberculosis era demasiado latente como para que la niña pudiera estar al lado de él sin contagiarse, asi que María José tenía que tomar elecciones rápidas, una tarde, le dió a elegir entre las drogas o ellas. Él eligió las drogas y María José con solo un paquete de pañales, un chupete y un biberón sacó a su hija de esa casa y se la llevó lejos de ese hombre. Él no dió problemas, nunca más quiso saber nada de ellas.
Se dedicó los primeros meses a trabajar duro, dejaba a su hija con su madre y sabía que estaba en buenas manos. Quería labrar un buen futuro para su hija y eso solo lo conseguiría si trabajaba duro, se perdió muchas horas de la infancia de su hija, pero no había nada más importante que darla de comer y todo lo que necesitase. Nunca abandonó a su hija, siempre estuvo al pie del cañón para cualquier cosa. Ni si quiera la abandonó cuando recuperó el contacto con Jose Manuel.
Él había tenido una hija con aquella chica, era un poco más pequeña que la hija de María José pero tenía muchos problemas cardiovasculares, se pasaba los días entre la vida y la muerte y María José fué como un trago de agua en medio del desierto para Jose Manuel.
Retomaron su relación sentimental cuando la hija de María José apenas tenía un año de vida, trabajaron ambos para criar y dar de comer a sus hijas. La niña siempre le consideró su padre, y él, pese a no ser de la misma sangre, siempre la consideró su hija. El amor que se tenían era mutuo. Y por eso, respetaron la decisión de la niña de vivir con su abuela y no dejarla sola. En realidad, vivían a tres pasos, asi que supongo que eso también hizo que no fueran demasiado reticentes.
A los nueve años Maria José volvió a enfermar, esta vez era peor.. llevaba cuatro meses esperando un transplante y no llegaba ninguno compatible. Entró y en coma y los médicos pidieron a los familiares que se despidieran de ella y esperasen a que llegara el momento, dudaban que llegara un órgano sano y no quisieron dar esperanzas. La hija de María José lloraba por su madre todos los días, no la dejaban ir a verla al hospital, sabía que algo pasaba pero nadie era sincera con ella.. se pasaba las noches llorando, tenía pesadillas y soñaba que su madre venía a verla diciéndola que estaba muerta y la había dejado sola, era demasiado para una niña de nueve años. Los médicos decidieron hacer algo por esa niña. Le pusieron a María José un órgano no compatible -aborto- que sabían que rechazaría pero les daría unos meses de chance para esperar la llegada de uno que sí fuera compatible, estuvo cinco meses con aquel órgano y lo terminó rechazando. Volvió a caer en coma. A los pocos días el hermano de María José bajó a la capilla de la Iglesia del hospital e hizo una promesa: "Si mi hermana consigue salir con vida de esta, si llega un órgano compatible y se salva.. dejaré la droga". Nunca supieron si Dios escuchó aquella plegaría o simplemente fué el azar, pero a las pocas semanas llegó un órgano compatible. Y después de varios meses de recuperación y rehabilitación, su hija pudo ir a verla.
Esa niña recuerda a su madre perfectamente, una bata blanca, el pelo corto, negro y alborotado, los ojos sin pintar y llenos de lágrimas por volverla a ver, un camisón rosa de seda y unas vendas en el torso tan abultadas que parecía estar embarazada, agarrada a una varilla con ruedas de la que colgaba el suero y los medicamentos, cables por todos lados.. pero tenía las manos exactamente igual que había tocado siempre, cálidas, suaves, tiernas.. las manos que nunca nadie puede olvidar que ha tocado, las manos de una madre.
La niña se fué, y vió a su madre recorrer el pasillo de vuelta con una rosa en la mano que le quedaba libre, una rosa roja que le había regalado su hija, y se oía sorber por la nariz todas las lágrimas que había derramado. Era doloroso, pero aquella niña se iba a casa con la promesa de que mamá iría pronto a buscarla.
Y más tarde que pronto, la madre la fué a buscar. Ocho meses después.
Cuando María José salió del hospital, lo único en lo que invertía tiempo era en su hija, viajaron, estudiaban juntas.. se desvivía por ella, le compró el vestido de comunión más hermoso de la tienda. Tuvo una celebración de ensueño. Amaba a su madre, y no por lo económico.. sino por la confianza y la plenitud que le transmitía. Ella y su abuela Angelines eran las personas más imprescindibles de su vida.
Cuando la niña creció le fué dando más problemas, pero siempre estuvo ahí para paliar los daños. La aconsejó, la habó abiertamente del sexo, del alcohol, de las drogas.. del daño que hacía tomar decisiones sin poner atención, sin pensar en las contraprestaciones.. nunca hubo tabúes entre ellas. Podía confiar en su madre y viceversa, gozaba de salud, siempre había tenido un buen cuerpo y no veía el por qué de negarse a hablar con su hija de cosas tan naturales y sanas como las relaciones sexuales. Entraban en los detalles que su hija quería, nunca la presionó para contar o comentar nada, pero siempre la dejó claro que estaba ahí para recoger los trocitos de corazón si algún día se lo rompían.
La aconsejó lo mejor que pudo, pero pese a que se tuvo que morder la lengua en muchas ocasiones, la vida que tocaba vivir era de su hija y no de ella. Su hija tenía que caerse y levantarse, tenía que fallar y aprender.. tenía que hacer las cosas por sí misma y equivocarse y acertar en muchos momentos, solo podía hablar, pero no podía tomar las decisiones por su hija pese a que le doliera.
Hubo roces, peleas.. los caracteres eran muy parecidos y a veces chocaban.
Pero nunca jamás se llevaron mal, nunca supo -ni creo que sepa- cuánto la quiere su hija, cuánto la envidia, cuánto envidia su fuerza y su afán de superación. Nunca dando lástima.. siempre buscando el motivo para sonreír. Goza de ser una de las mejores personas que esa chica conoce, desviviéndose por sus amigos y plantando cara a sus enemigos.
Es preciosa por fuera y por dentro. Tiene fallos, muchos fallos. Pero tiene tantas virtudes que los fallos pueden hacerse a un lado como si fueran moscas. Salió sola de muchos problemas, avanzó, aprendió, creció, se hizo fuerte a sí misma para fortalecer a su hija, quizá se arrepiente de no haber pasado más tiempo con ella, de no haber podido disfrutar al máximo de su pequeña por tener que trabajar.. pero no se imagina todo lo feliz que la ha hecho, en la mujer en la que la ha convertido. No se imagina la buena manera que ha tenido de educar y criar a esa hija, de hacerla fuerte ante las adversidades, de no dejarse aplastar por nadie, porque todo eso, lo aprendió de ella.
Y ella, es mi madre. 
Y a día de hoy vivo, pero sobretodo, mañana moriré, orgullosa de ella.
Y hoy, que sé de lo que hablo, que sé a donde voy y sé de donde vengo, puedo decir con la cabeza bien alta que si hubiera algo que pudiera transmitirle a mi hija, sería el amor, la paciencia y la dedicación con la que a mí me crió mi madre.

Ha sido una buena hija, una buena madre y hoy, está siendo una buena abuela. No sé qué más podría pedir, y desde aquí quiero decirla que pese a las circunstancias que nos rodeen siempre estaré con ella, que en estos momentos, Yanira, Paquito y ella son mi única familia. Que nunca debe pensar que estorba porque no es así, yo quiero que viva conmigo, quiero que siga compartiendo su futuro conmigo, para mí no es una carga, para mí es un máximo apoyo. Te quiero, te quiero muchísimo. Y gracias por todo lo que sigues haciendo por mí, no es todo lo grande.. son los pequeños detalles.
 

Sé que esta entrada no os impresionará mucho, pero tenía que hacerla.
Lo siento mucho por no haber actualizado antes pero ya sabéis que no he tenido tiempo.
Solo espero que al menos os haya gustado y os haya entretenido, sé que es un poco larga pero bueno.. a mí me encanta hablar de mi madre. 
Nunca entendí por qué decía que me amaba más que a su vida, siempre he pensado que nuestra propia vida es lo más valioso que tenemos, pero ahora que tengo a Yanira sé que sería capaz de dar mi vida por ella, que sería capaz de dar por ella cualquier cosa.. y ahora entiendo a mi madre, ahora sé a qué se refiere, y sé que no está exagerando.
Un beso enorme para todos y como siempre, muchísimas gracias por serme fieles y seguir leyéndome.
Os quieroooooo!

Ainhoa.
 

martes, 9 de julio de 2013

Sentimientos del pasado.

Primera parte: 
Cuando abrí el Tuenti, lo que menos esperaba encontrar era un mensaje privado, en concreto, un mensaje en desconocidos. No tenía ni idea de quién podría ser, pero bah.. como siempre, pensé que sería algún tipo de spam o algún pesado pidiendo que hagamos sex cam, mi primer pensamiento fué: madre mía, el Tuenti cada vez va a peor.
Para mi sorpresa, en la ventanita pude leer: Aroita Valle.
Me quedé atónita, helada, congelada.. He de decir que durante el embarazo me mandó un par de mensajes privados para interesarse por la pequeña, por como evolucionaba y por si me encontraba bien.. no había malos rollos ni reproches pero tampoco había complicidad ni amor en nuestras palabras, eran vacías, corteses. Como en todo momento, pensé que sería para preguntar por Yanira. Al principio ni si quiera me apetecía abrirlo, no podía.. sabía que acabaría llorando y no quería sentirme débil otra vez. Pero al final, después de mucho cavilar y pensar, lo abrí.
Esta vez no era el típico mensaje de cortesía que había recibido siempre por su parte, esta vez quería que nos viéramos. No supe cómo contestar, por un lado estaba deseando verla, por otro lado no quería flaquear delante de ella, ya no éramos las mismas por mucho que lo intentásemos y ya no sabía si ella querría aguantar mis lágrimas. Al final acepté, mi cabeza siempre ha sido mi demonio y mi corazón mi angelito, no es un consejero muy eficaz, pero me hace sentir bien. 
El caso es que quedamos al día siguiente en mi casa para que viniera a ver a la pequeña. No quise enrrollarme mucho por privado, todo lo que la quería decir tenía que ser face to face. Sabía que sería más doloroso y posiblemente mucho peor para aguantar las lágrimas, pero lo quería así. Aroa siempre ha sido como la pareja a la que le das un tiempo pero en el fondo de tu alma estás deseando volver a ver.
Cuando llegó la mañana siguiente, estaba como un flan. Deseando verla pero a la vez con miedo. 
Llegó la hora en la que habíamos quedado y llamó al telefonillo, le pedí que subiera pero me dijo que era mejor que bajase y habláramos solas un rato. Bajé con pies de plomo.. estuve a punto de romperme los dientes contra el suelo al salir por la puerta de mi casa y tropezar con la alfombra, me reí y pensé para mis adentros: Joder, ni que fuera mi primera vez.. pero en realidad sí que lo era. Era la primera vez que había perdido a una amiga tan importante, y por encima de todo, era la primera vez en que mis palabras dependía n para: o recuperarla para siempre, o perderla definitivamente.
Al fin, después de un minuto que se me hizo eterno, llegué al portal.
Sabéis? No puedo explicar lo que sentí. Aroa tiene unos ojos verdesmarronesanaranjados que siempre me han encogido el alma, he estado, desde el día en que la conocí, enamorada perdida de esos putos ojos. Ella lo sabe porque siempre se lo he dicho, me cautivaron. Es como si tuviera fuego en una noche de Diciembre, sabes que vas a quemarte pero necesitas verlos para no morir de frío. Son.. joder, no sé deciros lo que son, pero puedo deciros que no he visto unos ojos igual en toda mi vida, te enseñan paciencia, calma, tranquilidad, paz, confianza, amor.. son transparentes, o al menos lo eran para mí. 
Y esa noche, fuera de las verjas de mi portal, tenía los ojos más bellos que había visto en muchos meses, estaban llenos de lágrimas, sé que no podía contener la emoción que sentía, pero estaban preciosos. Era mi amiga, mi mejor amiga, la persona en la que he depositado la mayor de mi confianza en toda mi vida, la persona que ha guardado mis secretos bajo llave durante muchos años, mi compañera, mi otro yo, la hermana que nunca he tenido, Aroa era la parte que completaba mi alma vacía, la que hacía que todo tuviera sentido, ella era la persona que me mantenía en pie. Y ahí estaba, como siempre, en los momentos más difíciles de mi vida, tendiéndome su brazo para que lo cogiese como si no pasara nada.
En sus ojos vi a mi Aroa, a la que yo recordaba. A mi amiga, no había maldad, ni odio, ni resentimiento.. solo estábamos ella y yo, frente a frente, deseando arreglar las cosas y volver a ser lo que éramos.
Sentí que la luz de mi mirada había estado apagada mucho tiempo, pero ahora que ella volvía a caminar de mi lado, recorriendo el camino que tantas otras veces habíamos recorrido juntas, mi luz, la luz de mi vida, poco a poco se volvía a encender. No hablo de una amistad cualquiera, de una amiga cualquiera.. hablo de la persona que te ha hecho feliz, la que te ha acompañado en momentos buenos, pero por encima de todo, ha estado en los malos. Aroa no es una amiga, es mucho, mucho más que eso.
Me pidió que la acompañase al chino, y así lo hice. Nos abrazamos y lloré, lo necesitaba. Cuando agarramos y entrelazamos nuestros brazos no queríamos soltarnos, era raro pero a la vez reconfortante estar así.
Hablamos de por qué discutimos, por qué peleamos.. y no llegamos a ninguna conclusión, pero no queríamos hablar de eso, eso no importaba. 
Le confesé que no había vuelto a confiar en nadie después de ella, que no le había contado lo que me pasaba a la gente durante mucho tiempo, que en el nuevo colegio, cuando alguien intentaba entablar amistad conmigo, les comparaba con ella.. y como ninguno daba la talla, me aislaba. Es raro, no soy una chica que se suela aislar. Pero necesitaba a Aroa, hasta que comprendí, que no había nadie que me diera lo que ella era capaz de darme, que nunca jamás confiaría en nadie como lo hacía en ella. Asi que desistí en mi búsqueda y me aleje de todas aquellas personas que en algún momento quisieron acercarse.
Me abrazó, ella me dijo que pese a que tenía otro grupo de amigas, nunca pudo confiar en ellas como lo hace en mí. Conmigo y entre nosotras, las palabras fluyen, vuelan.. no es necesario decirlas para saber que están dichas.
Le hablé de mi hija, de cómo era.. de lo que sentía por ella. Y le hablé de Paquito, de cómo me había apoyado y cómo me había demostrado tanto.. ella sabe que le quiero, que le amo por encima de todo, y lo entiende. Y sé que está orgullosa de mí, porque he cometido muchos fallos, pero al fin y al cabo, soy un cañón en lo referente a mantener a mi familia unida.
Me enseñó unas cosas que le había comprado: Un pijama, un pantalón de Hellow Kitty y una camiseta a juego. Era todo precioso, me encantó. Y como siempre, Aroa me dió el tiquet por si quería descambiarlo. Y como siempre, le dije que no. 
Al final, subimos a ver a la pequeña y a que saludara a Paquito, sé que estaba nerviosa, lo notaba en sus gestos, hacía mucho que no subía a mi casa pero conocía perfectamente cada rincón. Cuando vió a Yanira vi la alegría en sus ojos, pese a que no le gusta coger a los bebés en brazos, la convencí para que la cogiera un poco. Su primera frase fué:
-Joder tia, que se mueve.. 
Estaba muerta de risa, me encanta cuando la entra el miedo. 
Fuímos a La Vaguada, hacía mucho que no íbamos a ver tiendas y me encantó la experiencia, no por ver ropa.. eso me daba igual, sino por estar con ella. Me sentía rarísima al poderla abrazar a mi antojo, pero ahí estaba, mi mejor amiga, como siempre, a mi lado.
Al final tuvo que irse, la acompañé a la parada de autobús y nos despedimos. Pero esta vez no era una despedida amarga, era una dulce, muy dulce.. porque prometimos llamarnos de nuevo, y como siempre, no mentíamos. Cuando el autobús arrancó, ya sentía que me faltaba algo, y supe en ese mismo instante, que a ella le pasaba exactamente lo mismo.

Segunda parte: 
Si me había quedado tiesa con el mensaje privado de Aroa, no os podéis hacer a la idea cuando ví la petición de amistad. Cásper tiene un color fluorescente comparado con mi cara en ese momento.
Jose Alfredo Arriaga Peña.
Mi padre.
Sí, mi padre, el biológico..
No supe si reír, llorar, tirarme al suelo o mandarle un mensaje privado mandándole a la mierda.
En lugar de eso, primero me pellizqué para ver si era cierto, cuando ví que mi brazo estaba colorado, desistí. Después, como casi siempre, hice caso a mi corazón y le acepté, sentía curiosidad por ver qué tenía que decir después de casi 18 años y sobretodo, cómo me había encontrado.
Como siempre, excusas, miles de millones de excusas. Cartas que me había escrito pero jamás llegaron a mí, mi madre es la mala y nunca me ha permitido verle, siempre quiso ponerse en contacto conmigo pero nunca le dejaron.. y un largo etcétera que no merece la pena escribir.
Lo que él no se imaginaba, es que su hija estuviera al tanto de todo, hasta de los más mínimos detalles, tanto lo que había hecho bien mi madre como lo que había hecho mal, de las discusiones y peleas, de los momentos buenos.. lo sé absolutamente todo. He tenido varios años para informarme.
Aunque él no lo sabía en ese momento, desde que cumplí los 12 años me he dedicado a seguirle la pista, sabía cuando entraba y salía en la cárcel. Un tiempo desistí y no quise saber nada, de hecho, por esos tiempos, creí que incluso estaba muerto. Me enteré de que tengo otro hermano (aparte de Itziar) llamado Aitor, una ricura, nos parecemos mucho.. y en el fondo, él no tiene la culpa de que su padre sea así.
Escuché con pelos y señales todo lo que aquél hombre tuvo que decirme, yo le dije todo lo que pensaba de él, hasta lo más mínimo, no me quedé con nada dentro.
Sentí mucho rencor por él. Me hizo falta en millones de momentos a lo largo de mi infancia, cuando los niños de mi clase le hacían dibujos a sus padres y yo se lo daba al marido de mi padre, cuando llegaba mi cumpleaños y al acabar la fiesta le esperaba sentada afuera de mi casa para ver si se acordaba y venía, cuando le pedía a los Reyes Magos que no me trajesen regalos porque solo quería que me trajesen a papá, cuando le preguntaba a mi madre que qué era lo que yo había hecho mal para que él se fuera.
No empecé a darme cuenta hasta más tarde, que él quiso irse porque prefirió las drogas antes que a mí, porque consumir era más fuerte que leerle un cuento a tu hija por las noches, que era más fácil pincharse en cualquier esquina que llevarme de la mano al colegio.
Se ha perdido cada graduación, cada cumpleaños, cada exámen con sobresalientes, cada vez que me reía por tonterías, cuando lloraba porque no sabía hacer un ejercicio de matemáticas, cuando me acostaba en la cama con mi madre para que al día siguiente cuando se fuera a trabajar, su olor se quedase en mi pijama y el mío en el suyo, cuando nos íbamos a los parques y jugábamos al escondite. Todo, se lo perdió todo.
Y sé, que está arrepentido.. pero con eso no me es suficiente, 18 años no se recuperan con dos palabras bonitas, me ha dolido mucho que no esté aquí, el marido de mi madre ha ejercido de padre durante todos estos años, si hay alguien que merece que le llamen "papá" ese es él. Pero en el fondo de mi corazón, siempre he deseado conocer y saber por qué mi padre me abandonó cuando yo tenía ocho meses, qué fué lo que yo hice mal para que él no quisiera estar conmigo. 
Sé por propia experiencia que la droga es dura, pero no lo suficiente como para alejarme de la persona más importante de mi vida.
Se ha perdido mis progresos y mi inteligencia, mis ganas de aprender.. y estoy segura de que si se hubiera quedado, ahora mismo se sentiría tremendamente orgulloso.
Después de enfadarle y de decirle cuatro verdades, me dijo que vivía en Guipúzcoa, yo lo sabía pero me hice la tonta, me prometió venir a Madrid a visitarme, más bien conocerme.. y aunque aún no sé bien el por qué, acepté.
Qué estúpida, verdad?
En el fondo, sabía que nunca vendría a verme.. por mucho que me lo dijese por Tuenti.
O sí? Ya no sabía que creer. 
Lo descubriría más tarde..

Muchísimas gracias por esperarme, sé que os he hecho sufrir, pero mi vida en estos momentos está totalmente alocada xd
Lo siento por haber dicho esta tarde que actualizaría, al final no pude.
Y lo siento por dejaros con la intriga otra vez.
Sois esenciales para este blog y para mi día a día, seguid conmigo porque os quiero aquí.
Muchas gracias por seguir leyéndome, y ya sabéis, cualquier cosa que necesitéis, aquí me tenéis.
Os quiere, Ainhoa.
  
 
 

sábado, 6 de julio de 2013

Cuando las lágrimas se secan, solo pueden aflorar las sonrisas.

Después de varias semanas muriéndome de dolor por dentro, no querer salir de casa, pagarlo todo con Paquito, hacerle sentir mal por casi cualquier cosa, descuidar las comidas, la casa, la limpieza, las lavadoras etc llegó el momento de levantar cabeza. 
Recuerdo que era fin de semana y Paquito trabajaba, estaba bañando a Yanira y noté que el agua estaba poniéndose cada vez más templada, cogí a Yanira en brazos envuelta en una toalla y salí a ver la caldera.. mi forma de descuidar la casa había llegado a tal extremo que no había pagado la factura del Gas Natural, asi que no tenía agua caliente. Me apresuré a calentar una olla en la vitrocerámica y terminé de bañar a Yanira, como ella no dejaba de llorar porque yo estaba nerviosa, le dí un grito, se asustó y lloró aún más.
Creo que es la primera vez en mi vida que he gritado a un bebé en serio, y no hay cosa de la que más me arrepienta en este mundo que ese bebé haya sido mi hija. Pero el estrés, la autoescuela, mi abuela.. no sabía qué hacer, no sabía cómo salir de aquel pozo oscuro en el que me había metido. Paquito me estaba ofreciendo todo su apoyo, pero él no podía llevar las riendas del asunto por completo, yo debía poner de mi parte. Asi que entre lágrimas acuné a mi hija, le pedí perdón y le dí su biberón calentito, le cambie el pañal, la tumbé en mi pecho y a los quince minutos estaba dormida, la acosté en su cuna y lloré en mi almohada. Me prometí a mí misma que serían las últimas lágrimas de derrotamiento que derramaría por mi abuela en la vida.
Cuando Paquito llegó a casa a las dos de la madrugada del trabajo, le calenté agua en una olla para que se pudiera duchar y le preparé la cena, y mientras nos fumábamos un cigarro en la terraza, le dije que quería hablar con él. Aunque no me dijo nada, sé que estaba sorprendido, hacía varias semanas que no quería hablar con nadie:
-Creo que esto no puede seguir así, os estoy descuidando a vosotros que sois los que más estáis haciendo por mí. No puedo hundir mi familia por algo que tenía que pasar, sé que es duro y que tú también lo estás pasando mal, pero dicen que los cambios siempre vienen bien.. Por qué no nos mudamos de aquí? El banco un día de estos vendrá a echarnos, mi abuela tiene bastante dinero guardado para nosotros, asi que podemos coger un pisito cualquiera e irnos con Yanira y empezar de cero. Te prometo que no voy a estar hundida, voy a hacerme cargo de todo como antes, la echo mucho de menos pero esto tenía que pasar algún día, y sé que ella no querría verme así.
Paquito estaba impresionado, como ya he dicho, llevábamos varias semanas sin comunicarnos con palabras más largas de dos sílabas.
Nos dormimos después de hacer el amor (llevábamos varios días sin hacer nada) con la promesa en los labios de que al día siguiente mientras él estaba en el trabajo yo empaquetaría las cosas para irnos de aquella casa.
Pero, al día siguiente no pudimos irnos a ningún sitio.
El dinero que mi abuela tenía guardado les correspondía por herencia a sus hijos. Y yo, no era su hija, pese a que la había cuidado durante sus últimos años de vida y pese a que ella me había pedido que me comprase una casa con ese dinero, no había nada por escrito y yo nunca pude demostrar que eso era lo que ella quería. En vida me pidió varias veces que fuéramos ante un notario para hacer un testamento y que así yo tuviera una casa pagada por si me quedaba en el paro, pero siempre la dije que cuando se encontrase mejor, que no tuviera prisas porque nos quedaba mucho tiempo por delante. Dos días antes de morir, en el salón de mi casa, le dijo a Paquito que si la llevaba a un notario para poner la casa a nuestro nombre, Paquito le dijo que cuando se recuperase, y al final, no se recuperó jamás. No se cumplió lo que ella quería y me quedé en la calle por no hacer las cosas en su momento.
Hablé con mis tíos para que me dejaran al menos una parte para poder alquilar varios años, pero no quisieron, me dijeron que era su dinero y que ellos tenían varias deudas, no quise discutir.
Para más inri, el banco me mandó una notificación explicándome que al fallecer mi abuela, la casa en la que yo vivía volvía a ser propiedad del banco, por lo tanto, nos daban unas semanas para desalojarla.
El mundo se me cayó encima, estaba en la calle y no tenía nadie con quién contar.
Hasta que mi madre habló conmigo y me dijo que podíamos pagar un alquiler a medias, a ella le correspondía una parte de esa herencia y quería compartirla conmigo, no iba a permitir que nos quedasemos en la calle asi que con sus ahorros y los míos podríamos hacer algo aunque fuera poco.
Sé que Paquito estaba agobiado.. no esperábamos que la situación fuera a ser tan cruda e irreal, nuestra vida había dado un giro inesperado, no podíamos creer que hacía menos de un mes estuviéramos luchando a capa y espada con mi abuela, viviendo en nuestra casa, con nuestra relativa paz y de repente mi abuela falleciese formando un vacío inhumano en mi interior, nos quedasemos en la calle y sin posibilidades de quejarnos a ningún sitio, no hicimos las cosas como debíamos haberlo hecho y pagamos las consecuencias.
Esa fué la peor época de mi vida. Estiré el dinero de la comida al máximo, estuvimos muchos días sin fumar para poder comprarle a Yanira todo lo que necesitaba, teníamos poco dinero y había que administrarlo bien. Nos apañamos al comer con lo que había, la única que no notó la diferencia fué Yanira.
Hartos de buscar y no encontrar nada que se ajustase a lo que queríamos, desistimos.. Mi madre habló con su jefa y nos presentó a un amigo que a través de otro amigo nos encontró un piso de 150 metros cuadrados en Coslada, fuímos a verlo y era precioso.. ajustamos precios y podíamos pagarlo, asi que, para no pillarnos los dedos, pagamos un año por adelantado, así, pasase lo que pasase, tendríamos casa al menos durante ese tiempo. Me encantó, era espaciosa, buena iluminación, no tenía muebles pero los compraríamos. Las paredes eran blancas pero imaginaba como pintaría el cuarto de mi princesa.
Solo quería lo mejor para ella, desde ese momento, Yanira se convirtió en mi prioridad más absoluta, en lo único que tenía en mente, ví las cosas tan sumamente crudas que no podía creer que fueran a salir bien.
Comenzamos la mudanza con mucho estrés.
Y más me estresé cuando un día, abrí el Tuenti (que hacía bastante que no usaba) y me encontré con un mensaje privado muy inusual, al leerlo me quedé totalmente desconcertada.. pero más desconcertada y eufórica me quedé todavía cuando ví una petición de amistad que nunca jamás podría haber imaginado ver.

Lo primero, muchísimas gracias por esperarme y lo siento por tardar tanto, pero entre unas cosas y otras nunca tengo tiempo, y cuando tengo un poco de tiempo, ya sabéis.. me da pereza. 
Lo segundo, sé que esta entrada es muy cortita y bueno.. que os he dejado con la intriga, como no es demasiado fuerte y no cumple con los requisitos de las demás, intentaré actualizar mañana mismo, lo prometo. Pero mirad la hora por Dios, no aguanto más en pie, son las 3:06 de la madrugada.
Voy a descansar y mañana seguiré.
Muchísimas gracias por los ánimos que me dais y por seguir mi historia cada vez que escribo.
Os quiero muchísimo, joder!
Ya sabéis donde podéis encontrarme:
Tuenti: Ainhoa Miordita Eslaúnica
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Un beso enorrrrrme para todos, otro beso de Paquito y otro enorrrrme pero chiquitito a la vez de parte de Yanira, ya sabéis, baboso con dos dientes abajo y dos piquitos arriba jaja
Hasta mañana (L)

Ainhoa.