lunes, 22 de julio de 2013

Hay que serlo para saber qué se siente.

Nació el día 3 de Abril de 1973, y desde ese mismo momento e incluso meses antes, ya habían juzgado su destino. Su "madre" no quería responsabilidades, tenía pocas opciones y ninguna factible: el aborto era caro, se había legalizado hace poco y constaba de demasiado papeleo, por otro lado, la adopción en esos tiempos no era igual que ahora, seguramente no fuera tan personal y se acabaría sabiendo. Ocultó su embarazo hasta el último momento, dió a luz en Barcelona e inscribió a su hija legalmente, pero el día 5 de Abril, dos días después de dar a luz, y el mismo día en que le dieron el alta, sacó un billete en dirección a Madrid. La vuelta prevista era el día 6 de Abril, y sabía que volvería sola.
Su primer pensamiento fué deshacerse de ella en un cubo de basura, recoger sus pertenencias e irse de nuevo a Barcelona a continuar con su vida, era tal su desesperación que efectuó su plan a plena luz del día, sin miedo.. solo quería deshacerse de ese bebé y que nadie supiera que lo había tenido, una mente enferma, dañada, incapaz de amar, no podía pensar en otra cosa. Pero una señora que trabajaba en un Bar justo en frente de aquel cubo de basura, la vió. Sus primeras palabras intercambiadas no fueron muy educadas, la impresión causada por ver como iba a tirar a un bebé vivo a la basura, hizo que la señora del Bar no pudiera respetarla, le dijo que era mucho mejor que la dejara en la puerta de cualquier iglesia, alguien se haría cargo.. pero no quería que la pudieran identificar, asi que le dió la opción de quedarse con ella. La señora del Bar le dijo que tendría que consultarlo con su marido, ella tenía ya 3 hijos, el último con 10 años y no cabía en sus planes una persona más. La mujer le dió como mucho dos horas para volver, si no lo hacía, tiraría al bebé al cubo de basura como había pensado desde el principio.
Aquella mujer no tenía elección, su marido no salía de trabajar hasta muchas horas después, asi que sin pensar en lo que pudiera pasar, le pidió que se la entregase, y así fué. Aurora volvió a Barcelona sin ningún bebé como había previsto. Sus planes iban sobre ruedas.
Angelines, volvió a casa con un nuevo bebé en brazos, habló largo y tendido con su marido -lo cual era raro porque casi a diario llegaba borracho a casa y se pasaba de la violencia psicológica a la física-, decidieron que buscarían alguna familia que no tuviera hijos y quisiera a ese bebé, su marido se encargó de hacerlo. Angelines, por su parte, se ocupaba de su casa y sus hijos como hacía a diario, se llevaba a aquel bebé al Bar y poco a poco y sin quererlo, le fué cogiendo cariño. Pasaban los meses y no encontraban a nadie a quién dejarle al bebé, asi que después de ver que más o menos podían hacerse cargo, se quedaron con él.
Le pusieron María José, era una pequeña de ojos verdes, fué la reina de la casa durante muchos años. Sus hermanos la adoraban y Angelines la quería como si fuera su hija.
A los cinco años de vida, su madre Aurora volvió a Madrid. Estaba en la cárcel y embarazada. Le dieron un permiso para encontrar a algún tipo de familiar y que le llevase alimentos a la cárcel durante la gestación, que la acompañase en el parto y se hiciese cargo del bebé hasta que ella terminase su condena. Aurora se aprovechó de la situación, dió el nombre del Bar y en cuestión de semanas encontraron a Angelines. La amenazó durante meses con que podría quitarle a María José alegando que era suya si no le llevaba a la cárcel todas las semanas dinero, jabones, ropa, alimentos y todo lo que pidiese. Angelines no había podido tramitar la adopción de María José porque no podía demostrar que le habían entregado a ese bebé, por otro lado, en todos los registros constaba como hija de Aurora, y no tenía ninguna forma de contactar con ella, hasta ese momento. Cuando Aurora tuvo a su bebé -era otra niña- quiso obligar a Angelines a que también se quedase con ella, pero dijo que no y nunca volvió a la cárcel. Supongo que por la falta de familiares, dieron a ese bebé en adopción o se la llevaron asuntos sociales. 
Angelines sufrió maltrato físico y psicológico por parte de su marido durante la mayor parte de su vida, llegó hasta el punto de querer envenenarle, echarle algo en la comida, acabar con su vida.. pero trataba a María José como a ninguno de sus otros hijos, asi que para Angelines era razón suficiente para no hacerle daño, no podía hacer sufrir a aquella pequeña princesa a la que estaban criando.
A los 11 años le dijeron que era adoptada, y aunque ellos pensaban que sería una gran tormenta, María José se lo tomó con naturalidad, les dijo que ellos eran sus padres, y que aunque no fueran los biológicos, eran los que la habían dado una vida, un futuro, una educación.. para ella eso bastaba, no conocía nada fuera de ellos, y no quería hacerlo. Nunca quiso conocer a Aurora.
Cuando María José tenía 12 años, llamaron a casa del hospital diciendo que su padre, Antonio, había muerto en el trabajo de un infarto. Para Angelines fué un alivio, aunque no tanto para su hija. Lo pasó realmente mal, se sintió sola y dolida, pero lo superó. Angelines tramitó el papeleo de la adopción unos meses después de la muerte de su marido, Aurora no se opuso a que se cambiaran los apellidos y como el marido de Angelines había muerto, solo pudo ponerle sus propios apellidos.
María José, desde muy pequeña, tuvo una muy fuerte conexión con su hermano -era el más pequeño, pero a ella le sacaba 10 años- se comprendían, reían, compartían momentos. María José en muchos momentos fué su guardiana. Le acompañó en los malos momentos, su hermano atravesó un cáncer y ella siempre estuvo con él, apoyándole, superando los obstáculos juntos.
Tuvo su primera relación sexual a los 15 años, el chico era mayor que ella y él ya tenía experiencia en el ámbito sexual. La situación fué violenta y nada premeditada, pero María José pensó que las primeras veces siempre eran así, al fin y al cabo, le quería. Lo hicieron sin protección.
A las pocas semanas se empezó a encontrar mal, discutían mucho asi que imaginó que era por eso. Nunca quiso comentarle nada a su madre por si se enfadaba con ella por tener relaciones sexuales, era una mujer criada a la antigua y nunca lo comprendería, asi que calló. Al principio y después de unos meses pensó que estaba embarazada, se hizo un test de embarazo con lágrimas en los ojos, era algo que no le podía pasar a ella con 15 años.. pero dió negativo, y volvió a respirar. Se empezó a notar pálida, los ojos se le veían de un color más extraño, el pis era de un olor y color fuerte, más de lo normal, y se encontraba hinchada la mayor parte del tiempo. Supo que algo le pasaba, asi que pidió a su madre que la acompañase al médico.
La ingresaron de inmediato, tenía Hepatitis tipo B,C. Incurable. Podía morir si no encontraban un transplante compatible. En esos momentos pensó que quizá, el embarazo hubiera sido mucho mejor que eso.
Llamó de inmediato a su pareja -ex pareja desde el instante en que la dieron el diagnóstico- y él la dijo que ella debía investigar entre todos los hombres con los que se había acostado, fué una puñalada, él sabía perfectamente que ella solo había tenido relaciones sexuales con él, le avisó, le dijo que debía ir al médico para ver si él también tenía Hepatitis, y no comprendió, hasta muchos meses después, que él ya sabía que la tenía y que la contagiaba, pero que no quiso hacer nada para evitarlo.
Encontraron un transplante para ella y se lo pusieron. Fué duro pasar por una operación de ese tipo, encontrarte de la noche a la mañana con una enfermedad para toda la vida, con una cicatriz en el torso que jamás se borraría, y sobretodo, con el corazón hecho pedazos. Había muchas cosas que superar, pero gracias a Dios, la habían salvado de la muerte y tendría tiempo para superar todo aquello. Los médicos la dieron el alta muchos meses después, la dijeron que no tendría que preocuparse por contagiarlo, pero tenía que preocuparse por todo lo que podrían contagiarla a ella. Se convirtió en una esclavitud, mascarilla 24 horas.. la gente es muy cruel y la miraban por la calle, se apartaban cuando ella pasaba pensando que podía pegarles algo, cuando lo que no sabían es que iba protegida con esa mascarilla para que nadie pudiera transmitirla virus a ella y hacerla daño. No contagiaba, se protegía.
Superó su enfermedad con creces, aprendió a vivir con ella y a no avergonzarse por nada de lo que pudiera decir la gente, era un ejemplo a seguir en toda regla.
Dos años después retomó la relación con Jose Manuel, un chico rubio, ojos azules, fuerte, alto.. atractivo a más no poder. Era el causante de sus primeros ormigueos en el estómago, sus primeros besos al aire, la primera vez que la latió fuerte el corazón, siempre se habían visto en el colegio y en el barrio, era amigo de su hermano, pero nunca le dijo nada. Hasta ese día, se pusieron a hablar y como por arte de magia, se dieron su primer beso, el primero de muchos, aunque en esos momentos no lo sabían.
A través de amigos de amigos se enteró de que su ex pareja y el causante de arruinar su vida había muerto unos meses después de que a ella la transplantasen, su Hepatitis había sido detectada hacía muchos años, pero no quería transplantarse, y como la rabia le había consumido hasta el último rastro de amor, antes de morir quiso dejar huella. Y la dejó con ella. Nunca reconoció que podía contagiar a alguien, que podía ser el causante de la muerte de alguien, y el que a hierro mata, a hierro acaba.
Cuando llevaba unos meses con José Manuel y más enamorada estaba, su órgano empezó a dar problemas, sabía que se pasaría una buena temporada en el hospital asi que decidió dejarlo con él, no quería hacerle sufrir, no quería que sintiera lástima por ella y aunque fuera cruel, prefirió cortar por lo sano.
Efectivamente, tuvo que soportar otro transplante, pero esta vez la recuperación fué más corta y el órgano llegó antes, solo estuvo seis meses en el hospital. Y seis meses en rehabilitaciones.
Cuando salió del hospital intentó encontrar a Jose Manuel para ver si podía arreglar las cosas, no hubo ni un solo día en el hospital en que no pensara en él, pero cuando lo encontró era tarde, él había empezado a construir su vida con otra persona, y les iba bien, asi que con una falsa sonrisa le dió la enhorabuena y por segunda vez en un corto período de tiempo, recogió los pedazos de su corazón hasta casa.
Conoció a otro amigo de su hermano llamado Josetxo, a su madre Angelines no le gustaba, era mayor para ella y no tenía una buena fama, él tenía una hija llamada Itziar de 3 años y había salido de la cárcel hace relativamente poco, pero con su manera de hablar, de mirar.. la dejó ciega. Y comenzó a compartir su vida con él. Se fué a vivir a un pueblo a las afueras de Madrid para estar solos y que él pudiera dejar las drogas, María José estaba harta de aguantar y aguantar.. varias veces le pilló siéndola infiel con otras mujeres, pero no quería dejarle, estaba ciega. Y lo estaría mucho más.
Tenía un mes de retraso, se hizo un test de embarazo y dió negativo, asi que se relajó, le bajó la regla con normalidad durante cuatro meses, pero el volumen de sus pechos y su barriga no eran normales, decidió ir al ginecólogo y salió de allí con la sorpresa de que estaba embarazada de casi 6 meses. En el hospital le hicieron muchísimos controles, tomaba pastillas muy fuertes para mantener su hígado sano, asi que no sabían lo que eso podría afectar al bebé, el tramo iba desde malformaciones hasta nacer muerto. Estuvo asustadísima, quería a ese hijo más que a su propia vida, sería una madre expectacular y jamás lo abandonaría como hicieron con ella. Y sin pensarlo.. a los ocho meses se puso de parto.
Fué un parto expectacular, tres horas y dos puntos de aproximación, sin epidural y empujando a pleno pulmón. Nació una preciosa niña de 3 kilos 500 gramos y 47 cm, a pesar de ser prematura no fué necesaria la incubadora y sobretodo, estaba sana. No tenía ningún problema de ningún tipo, los médicos estaban asombrados, tan asombrados que colgaron la foto de la niña en el Hospital Doce de Octubre como la primera niña que nació sana de una madre después de haber sido transplantada. Conocían casos de mujeres que primero tenían hijos y después eran transplantadas, pero no al revés como en este caso.
No pudo darle pecho porque tomaba mucha clase de medicación, pero no importó, la niña crecía a la perfección sin dar ni un solo problema. No se podía decir lo mismo de su padre. 
La tuberculosis era demasiado latente como para que la niña pudiera estar al lado de él sin contagiarse, asi que María José tenía que tomar elecciones rápidas, una tarde, le dió a elegir entre las drogas o ellas. Él eligió las drogas y María José con solo un paquete de pañales, un chupete y un biberón sacó a su hija de esa casa y se la llevó lejos de ese hombre. Él no dió problemas, nunca más quiso saber nada de ellas.
Se dedicó los primeros meses a trabajar duro, dejaba a su hija con su madre y sabía que estaba en buenas manos. Quería labrar un buen futuro para su hija y eso solo lo conseguiría si trabajaba duro, se perdió muchas horas de la infancia de su hija, pero no había nada más importante que darla de comer y todo lo que necesitase. Nunca abandonó a su hija, siempre estuvo al pie del cañón para cualquier cosa. Ni si quiera la abandonó cuando recuperó el contacto con Jose Manuel.
Él había tenido una hija con aquella chica, era un poco más pequeña que la hija de María José pero tenía muchos problemas cardiovasculares, se pasaba los días entre la vida y la muerte y María José fué como un trago de agua en medio del desierto para Jose Manuel.
Retomaron su relación sentimental cuando la hija de María José apenas tenía un año de vida, trabajaron ambos para criar y dar de comer a sus hijas. La niña siempre le consideró su padre, y él, pese a no ser de la misma sangre, siempre la consideró su hija. El amor que se tenían era mutuo. Y por eso, respetaron la decisión de la niña de vivir con su abuela y no dejarla sola. En realidad, vivían a tres pasos, asi que supongo que eso también hizo que no fueran demasiado reticentes.
A los nueve años Maria José volvió a enfermar, esta vez era peor.. llevaba cuatro meses esperando un transplante y no llegaba ninguno compatible. Entró y en coma y los médicos pidieron a los familiares que se despidieran de ella y esperasen a que llegara el momento, dudaban que llegara un órgano sano y no quisieron dar esperanzas. La hija de María José lloraba por su madre todos los días, no la dejaban ir a verla al hospital, sabía que algo pasaba pero nadie era sincera con ella.. se pasaba las noches llorando, tenía pesadillas y soñaba que su madre venía a verla diciéndola que estaba muerta y la había dejado sola, era demasiado para una niña de nueve años. Los médicos decidieron hacer algo por esa niña. Le pusieron a María José un órgano no compatible -aborto- que sabían que rechazaría pero les daría unos meses de chance para esperar la llegada de uno que sí fuera compatible, estuvo cinco meses con aquel órgano y lo terminó rechazando. Volvió a caer en coma. A los pocos días el hermano de María José bajó a la capilla de la Iglesia del hospital e hizo una promesa: "Si mi hermana consigue salir con vida de esta, si llega un órgano compatible y se salva.. dejaré la droga". Nunca supieron si Dios escuchó aquella plegaría o simplemente fué el azar, pero a las pocas semanas llegó un órgano compatible. Y después de varios meses de recuperación y rehabilitación, su hija pudo ir a verla.
Esa niña recuerda a su madre perfectamente, una bata blanca, el pelo corto, negro y alborotado, los ojos sin pintar y llenos de lágrimas por volverla a ver, un camisón rosa de seda y unas vendas en el torso tan abultadas que parecía estar embarazada, agarrada a una varilla con ruedas de la que colgaba el suero y los medicamentos, cables por todos lados.. pero tenía las manos exactamente igual que había tocado siempre, cálidas, suaves, tiernas.. las manos que nunca nadie puede olvidar que ha tocado, las manos de una madre.
La niña se fué, y vió a su madre recorrer el pasillo de vuelta con una rosa en la mano que le quedaba libre, una rosa roja que le había regalado su hija, y se oía sorber por la nariz todas las lágrimas que había derramado. Era doloroso, pero aquella niña se iba a casa con la promesa de que mamá iría pronto a buscarla.
Y más tarde que pronto, la madre la fué a buscar. Ocho meses después.
Cuando María José salió del hospital, lo único en lo que invertía tiempo era en su hija, viajaron, estudiaban juntas.. se desvivía por ella, le compró el vestido de comunión más hermoso de la tienda. Tuvo una celebración de ensueño. Amaba a su madre, y no por lo económico.. sino por la confianza y la plenitud que le transmitía. Ella y su abuela Angelines eran las personas más imprescindibles de su vida.
Cuando la niña creció le fué dando más problemas, pero siempre estuvo ahí para paliar los daños. La aconsejó, la habó abiertamente del sexo, del alcohol, de las drogas.. del daño que hacía tomar decisiones sin poner atención, sin pensar en las contraprestaciones.. nunca hubo tabúes entre ellas. Podía confiar en su madre y viceversa, gozaba de salud, siempre había tenido un buen cuerpo y no veía el por qué de negarse a hablar con su hija de cosas tan naturales y sanas como las relaciones sexuales. Entraban en los detalles que su hija quería, nunca la presionó para contar o comentar nada, pero siempre la dejó claro que estaba ahí para recoger los trocitos de corazón si algún día se lo rompían.
La aconsejó lo mejor que pudo, pero pese a que se tuvo que morder la lengua en muchas ocasiones, la vida que tocaba vivir era de su hija y no de ella. Su hija tenía que caerse y levantarse, tenía que fallar y aprender.. tenía que hacer las cosas por sí misma y equivocarse y acertar en muchos momentos, solo podía hablar, pero no podía tomar las decisiones por su hija pese a que le doliera.
Hubo roces, peleas.. los caracteres eran muy parecidos y a veces chocaban.
Pero nunca jamás se llevaron mal, nunca supo -ni creo que sepa- cuánto la quiere su hija, cuánto la envidia, cuánto envidia su fuerza y su afán de superación. Nunca dando lástima.. siempre buscando el motivo para sonreír. Goza de ser una de las mejores personas que esa chica conoce, desviviéndose por sus amigos y plantando cara a sus enemigos.
Es preciosa por fuera y por dentro. Tiene fallos, muchos fallos. Pero tiene tantas virtudes que los fallos pueden hacerse a un lado como si fueran moscas. Salió sola de muchos problemas, avanzó, aprendió, creció, se hizo fuerte a sí misma para fortalecer a su hija, quizá se arrepiente de no haber pasado más tiempo con ella, de no haber podido disfrutar al máximo de su pequeña por tener que trabajar.. pero no se imagina todo lo feliz que la ha hecho, en la mujer en la que la ha convertido. No se imagina la buena manera que ha tenido de educar y criar a esa hija, de hacerla fuerte ante las adversidades, de no dejarse aplastar por nadie, porque todo eso, lo aprendió de ella.
Y ella, es mi madre. 
Y a día de hoy vivo, pero sobretodo, mañana moriré, orgullosa de ella.
Y hoy, que sé de lo que hablo, que sé a donde voy y sé de donde vengo, puedo decir con la cabeza bien alta que si hubiera algo que pudiera transmitirle a mi hija, sería el amor, la paciencia y la dedicación con la que a mí me crió mi madre.

Ha sido una buena hija, una buena madre y hoy, está siendo una buena abuela. No sé qué más podría pedir, y desde aquí quiero decirla que pese a las circunstancias que nos rodeen siempre estaré con ella, que en estos momentos, Yanira, Paquito y ella son mi única familia. Que nunca debe pensar que estorba porque no es así, yo quiero que viva conmigo, quiero que siga compartiendo su futuro conmigo, para mí no es una carga, para mí es un máximo apoyo. Te quiero, te quiero muchísimo. Y gracias por todo lo que sigues haciendo por mí, no es todo lo grande.. son los pequeños detalles.
 

Sé que esta entrada no os impresionará mucho, pero tenía que hacerla.
Lo siento mucho por no haber actualizado antes pero ya sabéis que no he tenido tiempo.
Solo espero que al menos os haya gustado y os haya entretenido, sé que es un poco larga pero bueno.. a mí me encanta hablar de mi madre. 
Nunca entendí por qué decía que me amaba más que a su vida, siempre he pensado que nuestra propia vida es lo más valioso que tenemos, pero ahora que tengo a Yanira sé que sería capaz de dar mi vida por ella, que sería capaz de dar por ella cualquier cosa.. y ahora entiendo a mi madre, ahora sé a qué se refiere, y sé que no está exagerando.
Un beso enorme para todos y como siempre, muchísimas gracias por serme fieles y seguir leyéndome.
Os quieroooooo!

Ainhoa.
 

3 comentarios:

  1. Esta entrada es preciosa, las otras también. Pero no se porque que esta me ha encantado. Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. Madre mía Ainhoa, me ha encantado. Escribes que desarmas y con cada frase se nota el amor que le tienes a tu madre y lo orgullosa que estás de ella. Me has hecho llorar

    ResponderEliminar
  3. ¡Jo!Por razones que no vienen al caso, llevo mucho tiempo sin leer y esto lo hice de un tirón. Me alegra ver que aún hay personas con sentimientos. Empezaba a creer que se habían extinguido. Un saludo y gracias.

    ResponderEliminar